bruxismo botox

Tratamiento del bruxismo con botox

El bruxismo, o dolor temporomandibular, es una afección muy común que afecta casi por igual a más del 15% de los hombres y mujeres de todo el mundo. En este post abordamos el tratamiento del bruxismo con Botox.

Las causas de su aparición son diversas y, entre ellas, podemos encontrar:

  • Malos hábitos (alcohol o drogas)
  • Antecedentes familiares
  • Efectos adversos a otros medicamentos
  • Problemas de conducta
  • Nerviosismo o estrés
  • Edad
  • Síntomas derivados de otros trastornos como la epilepsia.

La pandemia ha propiciado un importante aumento de los casos de bruxismo debido al incremento de la tensión emocional y estrés que estamos experimentando. Esta ansiedad añadida nos ha llevado a hacer rechinar los dientes y apretar la mandíbula de forma más habitual.

 

¿Qué es exactamente el bruxismo?

El bruxismo es una alteración en la articulación temporomandibular que provoca el rechinar de dientes debido a la contracción involuntaria de los músculos maseteros que se encargan de la masticación.

La contracción involuntaria de los músculos no sólo origina desgaste de los dientes sino dolor en la mandíbula, cuello y oídos e incluso puede generar cefalea tensional. Además, provoca una hipertrofia (aumento) de las fibras musculares de los maseteros, provocando que el tercio inferior de la cara tenga un aspecto más cuadrado.

 

Tratamiento del bruxismo con botox (toxina botulínica)

Cuando tratamos el bruxismo con la toxina botulínica conseguimos relajar los músculos maseteros, mejorando la sintomatología anteriormente descrita.

De esta manera, el paciente deja de tener tensión muscular, aliviando el dolor de la zona, así como la cefalea. Al no producirse esa contracción involuntaria, el músculo que está más desarrollado pierde volumen, mejorando la fisonomía de la cara y remodelando el óvalo facial.

Es un tratamiento indoloro que consiste en inyectar una pequeña dosis de toxina botulínica, más conocida como Botox, en los músculos maseteros. Además de efectivo es rápido y duradero, ya que el paciente comienza a ver los resultados al cabo de 7-10 días, y su efecto suele durar entre 4-8 meses, que será cuando se deba implementar otra sesión.

Otro lo de los aspectos positivos de esta técnica es que no genera efectos secundarios en el organismo y es válida para la inmensa mayoría de las personas.

A pesar de que el resultado estético no es la razón principal por lo que se utiliza este tratamiento, el proceso repercute en un afinamiento de los rasgos faciales, lo que complace a muchos de los pacientes. A su vez, actúa sobre la producción de las glándulas sebáceas de la zona, con lo cual incide positivamente sobre el acné.

En definitiva, aunque se piense que la toxina botulínica solo se utiliza para embellecer, esta técnica es muy beneficiosa para varias patologías, como el bruxismo. De este modo, podemos decir adiós no solo al rechinar de los incisivos, sino también a todo el dolor asociado (mandíbula, cabeza…).

 

Recuerda

  • El bruxismo, o dolor temporomandibular, es una afección muy común que afecta casi por igual a más del 15% de los hombres y mujeres de todo el mundo.
  • Provoca el rechinar de dientes, con el consecuente desgaste de ellos, debido a la contracción involuntaria de los músculos maseteros que se encargan de la masticación.
  • Cuando tratamos el bruxismo con la toxina botulínica conseguimos relajar los músculos maseteros, mejorando la sintomatología anteriormente descrita.