¿Qué es la psoriasis y cómo se trata?
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema inmunitario que afecta aproximadamente al 2,3% de la población. No es contagiosa ni hereditaria, aunque sí tiene cierto componente genético: un tercio de los pacientes tiene familiares directos con psoriasis.
Esta patología varía mucho de persona a persona. Se suele reconocer por las lesiones cutáneas que produce durante los brotes en zonas como los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y la espalda. En formas más graves, la psoriasis puede afectar a las uñas y articulaciones, llegando a provocar discapacidad funcional.
Causas, síntomas y diagnóstico de la psoriasis
Es importante comprender que, aunque se manifieste en la piel, la psoriasis es una enfermedad autoinmune. Se produce cuando los linfocitos T, que protegen al cuerpo de infecciones, se activan de forma anormal.
Esto desencadena una respuesta inmunológica que causa la dilatación de vasos sanguíneos y la proliferación acelerada de las células de la piel. Por ello, los síntomas más comunes de la psoriasis son los 3 siguientes:
- Placas eritematosas cubiertas de escamas blancas o nacaradas.
- Picor intenso en la piel, que en algunos casos puede ser muy molesto.
- Inflamación de las articulaciones, que puede aparecer incluso sin la presencia de lesiones cutáneas. Es lo que se conoce como artritis psoriásica.
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza mediante una exploración de la piel, aunque en ciertos casos es posible que sea necesaria una biopsia que confirme el diagnóstico. Esto se debe a que la psoriasis se puede confundir con otras enfermedades dermatológicas como el lupus eritematoso o la dermatitis seborreica.
¿Qué tratamientos existen para la psoriasis?
Es importante saber que no existe cura definitiva para la psoriasis. En cambio, existen 3 líneas de tratamiento, en función de cómo manifieste cada paciente la enfermedad:
- Corticoides tópicos: son pomadas que reducen la inflamación de la piel.
- Fototerapia: consiste en exponer la piel a radiación ultravioleta bajo supervisión médica. Esto ayuda a reducir la inflamación y la producción excesiva de células en la piel.
- Tratamientos sistémicos: cuando la psoriasis es grave o no responde a otros tratamientos, se recurre a los medicamentos sistémicos.
En la actualidad, los cuadros de psoriasis se pueden manejar eficazmente con un tratamiento personalizado en función del paciente. No obstante, es muy importante que las personas con esta enfermedad acudan a sus seguimientos para ajustar el tratamiento si fuera necesario. Además, ciertos factores como el estrés, el tabaco o el consumo de alcohol pueden empeorar los síntomas, por lo que es recomendable evitarlos.
Recuerda que:
- La psoriasis es una enfermedad autoinmune crónica que afecta la piel, uñas y articulaciones, y tiene un componente genético.
- Los síntomas de esta enfermedad abarcan placas eritematosas en la piel, picor y, en algunos casos, inflamación articular.
- No existe cura, pero la psoriasis se puede controlar con tratamientos tópicos, fototerapia o medicamentos sistémicos.
Dermatología