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Así se realiza el diagnóstico de alergias

Las alergias son reacciones exageradas del sistema inmunológico ante sustancias “inocuas”, las cuales, son inofensivas en la mayoría de las personas. Sin embargo, en personas predispuestas genéticamente, denominadas por los alergólogos son “personas atópicas”,  estas sustancias son capaces de desencadenar una respuesta inflamatoria y la liberación de otras sustancias, que son las responsables de la sintomatología alérgica.

Para el diagnóstico de alergias es fundamental realizar una anamnesis detallada. Se trata de una exploración clínica que se realiza a través de preguntas al paciente o sus acompañantes durante la primera etapa del proceso diagnóstico. En ella se recojan los síntomas, el tiempo de duración, su estacionalidad, sus antecedentes personales y familiares de atopía, factores ambientales, etc…

Para identificar el alérgeno responsable, los especialistas disponen de un amplio arsenal de pruebas diagnósticas. A continuación, detallamos los principales métodos utilizados para detectar alergias y en qué consiste cada uno.

Métodos más comunes para el diagnóstico de alergias

Las pruebas cutáneas aprovechan la capacidad de la piel para reaccionar a los alérgenos y se utilizan para diagnosticar alergias a alimentos, ácaros, pólenes, hongos o medicamentos. Las principales pruebas cutáneas son:

  • Prick-test: es la técnica más utilizada para detectar alergias a neumoalérgenos (como pólenes o ácaros), alimentos o medicamentos. Se coloca una gota del extracto alergénico en la piel del antebrazo y se realiza una pequeña punción superficial. Si aparece una pápula con enrojecimiento y picor tras 15-20 minutos, la prueba se considera positiva.
  • Pruebas intradérmicas: se inyecta una pequeña cantidad del alérgeno, normalmente para averiguar alergias a medicamentos o venenos de insectos. Si el prick-test ya ha sido positivo, no se recomienda realizar esta prueba.
  • Pruebas epicutáneas (parches): se aplican en la espalda para diagnosticar alergias de contacto a metales, cosméticos o productos químicos. Se dejan en la piel durante 48 horas y se evalúan las reacciones a las 96 horas.

 

Es importante recordar que, si se experimentan síntomas como picor, urticaria, estornudos constantes, dificultad para respirar o hinchazón tras el contacto con una sustancia específica, es recomendable acudir a un alergólogo. Este especialista determinará qué pruebas son necesarias para identificar la causa de la alergia.

Otras pruebas para el diagnóstico de alergias

Además de las pruebas cutáneas, existen otros 2 métodos que pueden ser útiles en determinados casos:

  1. Análisis de sangre (Inmunoglobulina E específica): mide la cantidad de anticuerpos de Inmunoglobulina E (IgE) frente a un alérgeno concreto. Sin embargo, la presencia de IgE elevada no siempre confirma una alergia, por lo que debe interpretarse junto con la historia clínica y las pruebas cutáneas.
  2. Pruebas de provocación: se realizan en hospitales y consisten en administrar el alérgeno directamente en el ojo (prueba conjuntival), la nariz (prueba nasal) o por vía inhalada (provocación bronquial ) o por vía oral (en alergias alimentarias o medicamentosas).

Recuerda:

  • El diagnóstico de alergias se realiza mediante pruebas médicas específicas, siendo las pruebas cutáneas las más comunes.
  • Entre ellas, destacan el prick-test, las pruebas intradérmicas y las pruebas epicutáneas.
  • También existen pruebas de provocación y análisis de sangre (IgE específica), que se realizan en casos determinados
  • Si crees que puedes padecer alguna alergia, no dudes en ponerte en manos de una alergólogo, ya que identificar los desencadenantes de los síntomas permitirá mejorar la calidad de vida.