Colón irritable: principales causas, síntomas y tratamiento
El colon irritable es el nombre más popular con el que se conoce al Síndrome del Intestino Irritable (SII), un trastorno crónico benigno que afecta al intestino grueso. Algunos de sus principales síntomas son dolor abdominal frecuente o cambios en el ritmo intestinal. Por lo general, suele presentarse de forma leve y no supone un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades graves.
¿Cómo saber si tengo colon irritable?
Se estima que 1 de cada 10 adultos jóvenes podrían padecer síndrome del intestino irritable. Este trastorno, aunque no revierte gravedad ni incrementa el riesgo de padecer cáncer, sí que tiene un impacto en la calidad de vida de los afectados. Las personas con colón irritable suelen experimentar una amplia variabilidad de síntomas:
- Su principal síntoma es la presencia de dolor abdominal que se presenta de forma recurrente. El dolor suele presentarse al menos una vez a la semana con ciertas peculiaridades:
- Suele ser de carácter leve.
- Su duración no supera las dos horas.
- Se presenta en menor medida tras defecar.
- Puede ir acompañado de cambios en las deposiciones en cuanto a frecuencia y consistencia.
- Alteraciones en el hábito intestinal, pudiéndose presentar diarrea y/o estreñimiento.
- Sensación de saciedad nada más comer.
- Meteorismo o exceso de gases.
- Hinchazón abdominal.
- Náuseas o vómitos.
- Ardor.
- Presencia de mucosidad en las heces.
- Incontinencia fecal.
- Sensación o ganas de defecar pero incapacidad de hacerlo o experimentar sensación de defecar justo después de hacerlo.
- Otros: dolor anal, flatulencias, etc.
Según la presencia de unos u otros síntomas, el colon irritable se clasifica en cuatro grupos:
- SII con estreñimiento.
- SII con diarrea.
- Mixto, aquel en que se presenta tanto estreñimiento como diarrea.
- No tipificado.
Causas: ¿Por qué se produce el colon irritable?
A día de hoy se desconoce el motivo principal que explicaría la aparición del SII. Sin embargo, sí se han apreciado ciertas observaciones que podrían indicar su origen. Aunque no queda claro si en realidad son síntomas o factores de riesgo.
Entre los motivos que explicarían su aparición encontramos:
- Contradicciones anómalas del colon.
- Anomalías en el aparato digestivo.
- Infección gastrointestinal grave.
- Inflamación intestinal.
- Alteraciones en la microflora.
- Estrés o ansiedad.
- Intolerancia a ciertos alimentos o ingredientes.
- Mayor sensibilidad con respecto a los órganos digestivos y a los procesos que se llevan a cabo en ellos.
- Alteraciones hormonales.
- Historial familiar.
Factores de riesgo del síndrome de intestino irritable
Existen una serie de condicionantes asociados a un mayor riesgo de desarrollo de colon irritable:
- Edad, este síndrome es más proclive a aparecer en menores de 50 años.
- Sexo, las estadísticas demuestran que las mujeres se ven afectadas en mayor medida que a los hombres.
- Contar con casos en colon irritable en el ámbito familiar también puede elevar el riesgo de desarrollarlo.
- Trastorno mental. Las personas con ansiedad, depresión o estrés suelen también desarrollar síndrome de intestino irritable.
Prevención del síndrome del intestino irritable
La prevención es clave en el abordaje del colon irritable, tanto para evitar la aparición de episodios recurrentes como para minimizar el impacto en el caso que estos se produzcan. En este sentido, la prevención del SII se basa en tres pilares básicos: alimentación, hábitos de vida y estrés.
En materia de alimentación, ciertos cambios en la dieta pueden ayudarnos a evitar que se produzcan episodios de este trastorno o en caso que se presenten, lograr una mayor levedad de los mismos. Se recomienda, por tanto:
- Evitar o minimizar el consumo de alimentos flatulentos como podrían ser las bebidas con gas, legumbres o ciertas verduras.
- Los alimentos con gluten también podrían propiciar episodios de diarrea. En personas con colón irritable, inclusive sin ser celíacos, han presentado mejora al eliminar el consumo de trigo, cebada, centeno y sus variantes.
- Fomentar la ingesta de alimentos ricos en fibra.
- Beber agua de forma abundante.
- Dieta baja en FODMAP que consiste en el consumo de determinados cereales, legumbres, vegetales, frutas, lácteos o frutos secos.
Con respecto a los hábitos de vida saludable, además de una alimentación sana y equilibrada, se recomienda la práctica regular de ejercicio físico, así como favorecer un descanso adecuado. Un adecuado manejo del estrés o la ansiedad también tiene efectos beneficiosos sobre el colón irritable.
Diagnóstico y tratamiento del colon irritable
En caso de presentar los signos anteriormente descritos, será necesario acudir a un profesional médico. Para confirmar o descartar la presencia de este trastorno gástrico, se utilizan diversos criterios que permiten identificar, clasificar y categorizar el SII:
- Criterios de Roma. Aparición de dolor o molestias intestinales al menos 1 día a la semana durante los tres meses previos a la consulta. Este criterio, además, ha de estar acompañado de dolor o molestias durante la defecación o alteración en la regularidad.
- Criterios de Manning. El dolor se alivia justo después de la defecación. Además hay cambios en la consistencia de las heces.
- En cuanto a las pruebas diagnósticas, los especialistas suelen recurrir a la realización de una colonoscopia, radiografías, análisis de muestras de heces o examinar el colón a través de una sigmoidoscopia flexible. En caso de confirmación de diagnostico, será necesario seguir las indicaciones que especifique el profesional médico pudiendo ser cambios en los hábitos alimenticios o tratamiento farmacológico.
Recuerda que:
- El colon irritable o Síndrome del Intestino Irritable se trata de un trastorno crónico y benigno que afecta al intestino grueso.
- Las personas con colon irritable suelen experimentar dolor abdominal, cambios en la regularidad o consistencia de las deposiciones e hinchazón abdominal.
- El abordaje del síndrome de intestino irritable consiste principalmente en cambios en los hábitos alimenticios, en hábitos de vida saludable y gestión del estrés.
- La confirmación del diagnóstico se realiza a través de pruebas diagnósticas como el análisis de muestras de heces, pruebas analíticas o técnicas de imagen.