Detección temprana del autismo, clave en su desarrollo
Bajo el nombre de autismo se incluye un espectro de trastornos caracterizados por un déficit en el desarrollo, que afectan a la socialización y la comunicación, con patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento. La detección temprana del autismo es clave para fomentar la integración social de los que lo padecen.
¿Qué es el autismo? ¿Cómo se manifiesta?
Bejo el término autismo se engloba un grupo de trastornos que tiene un origen neurobiológico. En los últimos años se han identificado múltiples genes candidatos a ser responsables del autismo y muchas enfermedades genéticas que se manifiestan con autismo. Sin embargo, el componente genético no siempre está presente y existen diversas patologías o factores como la prematuridad y los problemas al nacimiento, cuya confluencia podría tener relación con el autismo. Descartada la relación entre las vacunas y el autismo, la epigenética o la relación con nuestro entorno y la exposición a determinadas sustancias tóxicas puede ser determinante.
Los síntomas
Todas las personas con autismo presentan una serie de alteraciones semejantes, que varían en grado y en forma en cada paciente.
Tendemos a usar el término autismo para referirnos a patologías diferentes, como por ejemplo el Síndrome de Asperger, en el que los síntomas son más leves. La severidad se clasifica del 1 al 3, en función de la ayuda que necesiten.
Las personas con una afectación más grave presentan una ausencia completa del habla. No tienen ninguna intención de comunicarse y su comportamiento puede llegar a ser extremadamente repetitivo e inusual. Las formas más leves de autismo pueden ser casi imperceptibles y suelen confundirse con la timidez, la falta de atención o la excentricidad, lo que en ocasiones dificulta la detección temprana.
En los últimos años la incidencia de niños con autismo está aumentando. Según el Centro de Control y Prevención de enfermedades de Atlanta (CDC), afecta a uno de cada 68 niños.
Sistema de detección temprana del autismo
Un diagnóstico temprano es fundamental para instaurar un tratamiento precoz y obtener unos mejores resultados. Entre los signos que nos pueden ayudar a detectarlo se encuentran:
Primeros 12 meses:
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- contacto visual reducido
- niños que sonríen poco
- no responden a su nombre
- no realiza seguimiento visual
- frecuente tranquilidad
- niño no demandante
Entre los 12 y los 18 meses de edad:
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- falta de imitación (hacer palmitas o los típicos ‘cinco lobitos’) o simbolización (dar de comer a los padres o a los muñecos, ponerlos a dormir…)
- ausencia de atención compartida (disfrutar de que los padres le lean un cuento o interesarse por objetos nuevos que se le muestran).
- ausencia de juego con otros niños
- alteración en el desarrollo del lenguaje con ausencia de balbuceos a los 12 meses, palabras referenciales a los 16 meses o pérdida del lenguaje adquirido
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Entre los 18 y los 36 meses de edad:
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- no responde a las llamadas o indicaciones
- ignora a los familiares y semejantes
- no señala con el dedo
- no demanda
- presenta dificultades para establecer contacto ocular
- no llora ni busca consuelo cuando se cae
- excesivamente independiente
- reacciona de forma desproporcionada a algunos estímulos (es muy sensible a algunos sonidos o texturas)
- prefiere jugar solo y su juego es repetitivo como abrir y cerrar cajones y girar objetos
A partir de los 36 meses de edad:
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- evita la mirada y el contacto
- ignora a los niños de su edad
- presenta un juego repetitivo y utiliza objetos y juegos de manera inapropiada (gira constantemente los objetos, los alinea o apila, no rueda coches, no elabora historias)
- puede presentar movimientos estereotipados o repetitivos (aleteo con las manos, saltos, balanceo, caminar de puntillas)
- no tiene lenguaje o este es repetitivo, sin significado aparente y el tono de voz es inapropiado
- parece que le gusta estar solo en su mundo
- aparición de rabietas
- no aceptación de cambios de rutina
La detección temprana del autismo y el tratamiento
La evaluación por parte de un neuropediatra es fundamental para valorar la etiología, confirmar el diagnóstico y orientar establecer el tratamiento.
Este ha de ser individualizado y tomar en consideración las características específicas de cada niño.
Los tratamientos psicológicos y farmacológicos deben instaurarse de forma conjunta. Asimismo, debe valorarse la posibilidad de trabajar con un logopeda o un terapeuta ocupacional, que pueden ayudar a mejorar muchos de los síntomas.
Valorar los pequeños logros de cada día y trabajar coordinadamente entre los profesionales incide en la calidad de vida de los niños y de sus familias y favorece la integración social.
Recuerda:
- Se trata de un grupo de trastornos que tiene un origen neurobiológico. En los últimos años se han identificado múltiples genes candidatos a ser responsables del autismo.
- La detección temprana del autismo es clave para fomentar la integración social del paciente.
- El tratamiento ha de ser individualizado y tomar en consideración las características específicas de cada niño.