herpes-zoster-culebrilla

Herpes zóster: ¿qué es y cómo se trata?

El herpes zóster es una enfermedad causada por la reactivación del mismo virus que provoca la varicela. Tras pasar esta infección, este virus queda latente y puede reactivarse años después dando lugar al herpes zóster. Esta infección, también conocida como culebrilla, es más frecuente en personas mayores de 50 años o con el sistema inmunitario debilitado.

El herpes zóster representa un problema de salud cada vez más frecuente debido al envejecimiento de la población. Además de las molestias cutáneas, puede causar complicaciones dolorosas y duraderas, como la neuralgia posherpética.

Síntomas y diagnóstico del herpes zóster

El herpes zóster suele comenzar con dolor o sensación de ardor localizado en una zona de la piel. A los pocos días, aparecen pequeñas vesículas agrupadas que siguen el trayecto de un nervio, habitualmente en el tórax, el abdomen o la cara. Estas lesiones evolucionan a costras y cicatrizan en 2-4 semanas.

En algunos casos, el dolor persiste incluso después de que desaparezcan las lesiones, dando lugar a la llamada neuralgia posherpética, una de las complicaciones más frecuentes. Otros síntomas pueden incluir:

  • Fiebre ligera o malestar general.
  • Sensibilidad al tacto en la zona afectada.
  • Picor o entumecimiento previos a la aparición de la erupción.
  • Afectación ocular o auditiva si el virus se reactiva en esos nervios.

 

Tratamiento y prevención del herpes zóster

El tratamiento del herpes zóster debe iniciarse preferiblemente dentro de las primeras 72 horas desde el inicio de la erupción. Los antivirales ayudan a reducir la duración de los síntomas y la posibilidad de desarrollar neuralgia posherpética. Además, se pueden utilizar analgésicos o antiinflamatorios para aliviar el dolor, y en algunos casos, fármacos específicos para el dolor neuropático.

Entre las posibles complicaciones del herpes zóster se incluyen la neuralgia posherpética y el zóster oftálmico, que puede afectar a la visión. También pueden producirse infecciones bacterianas en la piel o, en casos más graves, la diseminación del virus en personas inmunodeprimidas.

Para prevenir el herpes zóster, la vacunación es la medida más efectiva. En España se recomienda la vacuna recombinante inactivada, indicada para personas mayores de 65 años y para adultos con condiciones que debilitan el sistema inmunitario. Se administra en 2 dosis separadas entre 2 y 6 meses, y ha demostrado una eficacia alta y duradera en la prevención tanto de la enfermedad como de sus complicaciones.

 

Recuerda que:

  • El herpes zóster es una reactivación del virus varicela-zóster que causa dolor y erupción en una zona del cuerpo.
  • El tratamiento con antivirales en las primeras 72 horas reduce la duración de los síntomas y el riesgo de neuralgia posherpética.
  • La vacuna recombinante inactivada, recomendada a partir de los 65 años, es la medida más eficaz para prevenir la enfermedad y sus complicaciones.